miércoles, 29 de octubre de 2014

20 - 8 - 14

Levanté la vista, miré al cielo y empecé a soñar. No muy lejos saltaron rumores de voces conocidas, familiares y amables, gentes de gran corazón dispuestas a ofrecer una mano amiga al que se encuentra desorientado. Soy yo la que está más cerca, la mujer desorientada que va dando tumbos sin rumbo fijo, recién crecidas las alas, recién recuperada la cordura, recién instaurado el orden allá dentro donde nacen los sueños, donde se acurrucan los sentimientos y se instalan los recuerdos para siempre.
Hace poco que llegué a este mundo, y me encuentro como una mujer nueva en alguna forma posible entre el antes y el después. Pero me falta algo. Ese algo importante, imprescindible. Pasar página es posible; difícil, pero viable.

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