viernes, 24 de febrero de 2012

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Llevo toda la semana mirando atrás, y empiezo a ver los errores cometidos, las faltas aplicadas de forma inconsciente, la mala lengua erigida en un altar de miradas turbias y ademanes gloriosos... pero todo sin quererlo, sin ser premeditado, sin ánimo de lucro, sin darme cuenta... eso sí que lo vieron todos, todo y para todos, menos yo.
¿Qué hago ahora, si la ofensa ya está cometida? ¿Puedo aceptar las frías consecuencias? ¿Las tibias lágrimas marchitas que caen por mi rostro... y por otros rostros? ¿esas que poco a poco enfrían mi alma, la apagan, la petrifican? ¿qué tengo que hacer ahora?

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