miércoles, 24 de agosto de 2011

El Dolor

Frío intenso. En menos de un segundo recorre todo mi cuerpo, desde la garganta hasta el vientre. Fugaz como un rayo, persistente como el sonido del mar, constante, dañino, maldito. Ante su espontánea presencia, todo mi mundo se torna oscuro, toda mi calma se evapora. Un mar relajado y apacible se convierte de pronto en fuerte marejada en el interior de mi corazón. No es pecado pensar que la vida podría ser más condescendiente conmigo, mas a veces pienso que, sin quererlo, recibo lo que siempre he esperado recibir. Me infravaloro de forma consciente, hasta el punto de pensar que merezco este dolor. Pobre mente indefensa, ingenua ante el amor, que no sabe ni reconoce las perniciosas sendas por las que debe caminar.

1 comentario: