domingo, 24 de mayo de 2009

etéreo

...por un momento no supe donde estaba. Había andado horas, absorta en mis pensamientos, hasta que me dí cuenta de que los árboles habían desaparecido; más bien, el número de árboles había descendido, dando paso a una explanada donde abundaban las matas bajas, el lentisco, las flores de colores, las ramas caídas. Maleza que aparenta estar muerta, para revivir ante el soplo del viento... un sinfín de tallos con miles de hojas de color marfil, tiesas, crujientes, suaves, que me hacen cosquillas en las palmas de las manos a medida que voy avanzando entre ellas....



4 comentarios:

  1. Me ha encantado el texto y las fotos... al final además de fotografa excepcional vas a ser una genial escritora.

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  2. ja ja ja...muchas gracias javi, pero todavía queda muy lejos eso de etiquetarme como algo tan grande...

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